lunes, 25 de enero de 2010

Sweezy capítulo 3

El Problema del Valor Cuantitativo.

El primer paso. En toda sociedad es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar.

El valor de cambio es así un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías. Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas; absorben también cierta cantidad precisa de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad ¿Cuál es la relación entre estos dos hechos? Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo que las mercancías cuya producción requiere un tiempo igual se cambian sobre la base de uno por uno.

En la determinación del valor no debe tomarse en cuenta más trabajo que el ‘socialmente necesario’. Al concepto de ‘trabajo socialmente necesario’ concierne tan sólo la cantidad de trabajo realizado y no tiene nada que ver con el valor del uso o utilidad.

“El trabajo calificado cuenta sólo como trabajo simple intensificado, o más bien como trabajo simple multiplicado, considerándose una cantidad dada de trabajo calificado igual a una cantidad mayor de trabajo simple. La relación entre los dos tipos de trabajo es teóricamente susceptible de medición independiente de los valores de mercado de sus productos.

Si, por otra parte, la diferencia entre dos obreros es una cuestión de entrenamiento, entonces es claro que el obrero superior emplea en la producción no sólo su propio trabajo sino también, indirectamente, aquella parte del trabajo de sus maestros a la cual se debe su productividad superior.

En lo que se refiere a la vasta mayoría de los obreros productivos, los talentos especializados no tienen gran importancia. La conmensurabilidad esencial del trabajo simple y del trabajo calificado.

La viabilidad teórica de reducir el trabajo calificado a trabajo simple, podemos seguir a Marx cuando abstrae de las condiciones del mundo real lo que hace necesaria tal reducción. Al problema del valor cuantitativo, no intenta ir más allá de la primera aproximación contenida en la proposición de que las mercancías se cambian unas por otras en proporción a la cantidad de trabajo socialmente necesario incorporado en cada una.

El papel de la competencia. Bajo qué condiciones las proporciones del cambio corresponderían exactamente a las proporciones del tiempo de trabajo.

Los cazadores de Adam Smith son los que Marx hubiera llamado productores simples de mercancías. Los cazadores deben tener el deseo y la posibilidad de competir libremente por cualesquiera ventajas que puedan presentarse en el curso del cambio, transfiriendo su trabajo de una línea de producción a otra. Dada esta clase de competencia en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

Marx no toca este punto en el primer capítulo de El Capital; como los clásicos, tendió siempre a darlo por supuesto. Pero en algunas otras partes de sus escritos económicos se ocupó de ‘la oferta y la demanda’.

El papel de la demanda. A Marx se le acusa a menudo de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo. La discusión se limita a las proporciones del cambio en una sociedad de producción simple de mercancías como la de los cazadores de Adam Smith, puesto que en esas condiciones la pauta de las necesidades del consumidor no juega ningún papel en la determinación de los valores de equilibrio. El problema del valor cuantitativo es más amplio que la mera cuestión de las proporciones del cambio, y de que incluye un estudio de la asignación cuantitativa de la fuerza de trabajo de la sociedad de productores de mercancías.

Si se desea conocer tanto la proporción de cambio como la distribución de trabajo es necesario contar con dos clases de información: 1. la información sobre el costo relativo en trabajo y 2. la información sobre la intensidad relativa de la demandad de uno y otro. Dadas estas dos clases de información, es posible determinar lo que puede llamarse el equilibrio económico general de la sociedad en cuestión. Si Marx reconocía tan claramente el papel que juega la demanda en determinar la asignación del trabajo social por qué en el conjunto de su teoría se ocupó de este factor tan breve y aun por qué no trabajó en la elaboración de una teoría de la opción de los consumidores. Hay dos razones fundamentales:

Bajo el capitalismo la demanda efectiva es sólo parcialmente una cuestión relativa a las necesidades de los consumidores.

En la medida que se acepta la proposición de que la demandad del mercado está dominada por la distribución del ingreso. Parecería que no podemos escapar del todo a la conclusión de que los problemas del valor deben ser abordados por la vía de la relaciones de producción, más bien que por la vía de las valuaciones subjetivas de los consumidores.

El relativo desdén de Marx por lo problemas de la opción de los consumidores encuentra un amplio apoyo en tendencias recientes del pensamiento económico.

Ley del Valor Vs Principio de Planeación. La ‘ley del Valor’ resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula: a. Las proporciones del cambio de mercancías; b. La cantidad producida de cada una. c. La asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.

La condición básica para la existencia de una ley del valor es una sociedad de productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos.

La ley del valor es esencialmente una teoría de equilibrio general desarrollada en primer término con referencia a la producción simple de mercancías y adaptada después del capitalismo. Una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías. Existe le orden y no simplemente el caos. Nadie decide cómo se debe asignar el esfuerzo productivo, o cuánto se debe producir de las diversas clases de mercancías; sin embargo, el problema ser resuelve. La función de la ley del valor consiste en explicar cómo sucede esto y cuál es el resultado.

En la medida en que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia; el principio de la planeación la sustituye. En la economía política de una sociedad socialista la teoría de la planeación debiera ocupar la misma posición básica que la teoría del valor en la economía política de una sociedad capitalista. El valor y la planeación son tan opuestos entre si como el capitalismo y el socialismo, y por las mismas razones.

El valor y el precio de producción. El precio es tan sólo la expresión monetaria del valor. Los precios de producción son modificaciones de los valores. No sólo la teoría del precio de producción no contradice la teoría del valor, sino que se basa directamente en ella y no tendía ningún sentido a no ser como parte del desarrollo de la teoría del valor.

Precio del monopolio. “Cuando se habla del precio del monopolio queremos decir en sentido general un precio y por su solvencia, independientemente del precio que es determinado por el precio de producción general y por el valor del producto”. El control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. La demanda adquiere una significación especial, y tanto el precio como la cantidad producida son diferentes de lo que serían en un régimen de competencia. Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio; las relaciones del valor cualitativo, no. La existencia del monopolio en si misma no altera las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías: la organización de la producción a través del cambio privado de los productos individuales del trabajo. Ni cambia la conmensurabilidad esencial de las mercancías; es decir, el hecho de que cada una representa cierta porción del tiempo de la fuerza de trabajo total de la sociedad, o para emplear la terminología de Marx, que cada una es una congelación de cierta cantidad de trabajo abstracto. Aún bajo condiciones de monopolio podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, a pesar del hecho de que las relaciones cuantitativas precisas implicadas en la ley del valor han dejado de ser válidas.

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